DE CAÑONERO A PAILEBOT. LAS DOS VIDAS DEL "CÓNDOR" 1888-1921
El 1 de julio de 1888
era entregado a la Armada Española en el puerto de Barcelona el cañonero “Cóndor”,
que había sido construido en el llamado Arsenal Civil de dicho puerto.
Desplazaba 63 toneladas, eslora 25,07 metros, manga 3,90 y 2 de puntal, su
casco estaba construido en acero y su
propulsión estaba confiada a una máquina
de triple expansión de 155 cv que impulsaba una hélice con la que alcanzaba una
velocidad de 10 nudos, disponía como aparejo auxiliar de una vela. Para el
servicio al que se le iba a destinar, su armamento se limitaba a una ametralladora
Nordenfelt de 25 mm. La dotación la componían 22 hombres.
Tras su entrega comenzó
su vida marinera al servicio de la Armada, la cual transcurrió en su totalidad por aguas de la
península. En el año 1894 fue destacado a Santander para auxiliar en las tareas
de remoción de los restos del vapor “Cabo Machichaco”, el cual había sufrido dos
explosiones de su carga de dinamita mientras realizaba la descarga en dicha
ciudad y que provocaron una gran catástrofe que se cobró gran número de víctimas.
Tras el desastre del 98 fue desarmado, y dado de baja en el mes de mayo de
1900, sin embargo en el mes de noviembre causaría alta nuevamente en las listas
de la Armada, pero su nueva vida en ella no sería muy duradera.
En el mes de enero de
1902 es desplazado a Vigo junto al cañonero “Vasco Núñez de Balboa” para mediar
en el conflicto que enfrentaba a los marineros que pescaban con xeito con los
que lo hacían con traíña, que provocaba grandes disputas entre las partes
enfrentadas acabando en infinidad de ocasiones con embarcaciones averiadas,
heridos y hasta muertos entre las tripulaciones. Sin embargo su actuación en
estas disputas iba a finalizar de manera trágica el día 22 de dicho mes, ese
día cuando se encontraba vigilando a los pescadores que faenaban entre las
playas de Alcabre y Samil, la inesperada explosión de la caldera sacudió su
pequeño casco, saltando por los aires parte de la máquina, puente y una gran
parte de la cubierta. Como consecuencia fallecerían el primer y segundo maquinistas,
un fogonero, el carpintero y el cocinero, desapareciendo un cabo, un fogonero
de segunda y tres marineros. Las víctimas fueron auxiliadas por los pescadores
que se encontraban en las inmediaciones y posteriormente fueron transbordados a
otro buque de la armada. Según medios de la época la explosión fue debido a que
se le había instalado la caldera del torpedero “Ejército” que había sido dado
de baja y parece ser que no se encontraba en muy buen estado. Tras la explosión
los restos del malogrado “Cóndor” fueron trasladados a una playa de Vigo, en
donde se comprobó que era mejor darlo de baja que ponerlo de nuevo en servicio.
Sin embargo su destino
no sería el desguace, su casco fue
adquirido limpio de toda arboladura y maquinaria en pública subasta en el año
1904 por Marcelino Suarez González de Vigo, el cual tiempo después lo vendió a
Hijos de Tomás Guyat de la Coruña siendo nuevamente vendido por estos al vecino
de Vigo Manuel López. Su primer armador lo transformaría en pailebot de dos
palos y le instalaría un motor auxiliar de gasolina de dos cilindros para
maniobras de entrada y salida de puerto. También le fueron sustituidas varias
planchas del casco y varias hileras de
remaches.
La tercera venta no
quedó reflejada en la documentación ya que según manifestaba su armador en el
expediente instruido sobre su naufragio que se encuentra depositado en el
Archivo Naval de Ferrol, no pudo realizarse por no estar autorizadas dichas
operaciones en la fecha en que fue realizada.
Desde su última venta,
el “Cóndor” fue empleado por su armador en el cabotaje entre los puertos de
Galicia, siendo muy frecuentes sus escalas en Corcubión, puerto que sería el
destino de su último viaje que no llegó a finalizar.
Su nueva vida como
embarcación mercante transcurrió sin novedad digna de mención hasta el día 21
de diciembre de 1921, en que tras efectuar descarga de mercancías diversas en
el puerto de Muros, salió a las tres de la tarde con destino al de Corcubión
donde tenía previsto cargar madera.
Según narró su patrón
Jacobo González Cambeiro en la declaración efectuada ante el Ayudante de Marina
de Corcubión; emprendió la navegación con la mar llana y horizonte despejado
con un viento suave Este-Nordeste, para realizar la salida de la ría tuvieron
que ser remolcados por el bote de a bordo debido a la poca fuerza del viento.
Al rebasar Monte Louro dieron a la vela navegando con la enfilación del Cabo
Finisterre sin novedad hasta que
llegaron a la altura de los Miñarzos sobre las doce y media de la noche, en que
notaron que los balances eran más dormidos de lo acostumbrado. En vista de ello
el patrón entregó el timón al marinero Juan González Cambeiro, dirigiéndose a
comprobar la sentina en compañía de los otros dos tripulantes Manuel González Formoso y Felipe Caamaño Lado,
para lo cual procedieron a abrir la escotilla de popa, encontrándose en ella con
medio metro de agua. Inmediatamente pusieron en función la bomba de achique
correspondiente y en vista de que el agua iba en aumento, se decidió arriar las
velas dedicándose a picar las bombas a relevos, sin embargo estas operaciones
no dieron resultado, el agua en el interior iba en aumento y el casco se iba
sumergiendo cada vez más. En vista de ello el patrón ordenó alistar el bote
para abandonar el buque ya que el naufragio estaba cada vez más cercano y lo
prioritario era salvar sus vidas. Una vez ordenado el abandono y con toda la
tripulación ya a bordo del bote se
dirigieron hacia los Forcados, punto de
tierra más cercano. Cuando se alejaban del buque vieron como este quedaba
escorado totalmente sobre el costado de babor y al cabo de diez minutos desaparecía
bajo las aguas. Una vez rebasados los Forcados continuaron en el bote
aprovechando el abrigo de la costa navegando con rumbo al puerto de Corcubión,
entrando primeramente en el puerto del Pindo para dejar al tripulante Juan
González Cambeiro que ya venía enfermo desde el inicio del viaje, tras su
desembarco reanudaron la navegación llegando a Corcubión a las nueve de la mañana
del día 22, donde pusieron los hechos en conocimiento de las autoridades.
Dada la premura con que
se realizó el desembarcó sólo se pudo salvar el rol del barco, las libretas de
navegación de los tripulantes y algún documento que se encontraba en el puente
de gobierno, así como el bote con el que llegaron a puerto.
La tripulación estaba
compuesta por el patrón Jacobo González Cambeiro vecino de Caldebarcos y los marineros Juan González Cambeiro y
Manuel González Formoso vecinos también de Caldebarcos y Felipe Caamaño Lado
natural de San Mamed y vecino de Cee.
De esta manera
finalizaban las dos vidas de una embarcación que fue construida como cañonero
al servicio de la Armada Española y terminó su vida en las frías aguas de la
Costa da Morte convertido en un pailebot dedicado al tráfico comercial.
En Corcubión a 7 de
noviembre de 2022.
Aquiles Garea Moledo
Fuentes: Expediente de
naufragio del pailebot “Condor”, Archivo Naval de Ferrol.
Biblioteca Virtual de
Prensa histórica.
Buques de la Armada
Española a través de la Fotografía (1849-1900) Ministerio de Defensa. Instituto
de Historia y Cultura Naval.
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