EL NAUFRAGIO DE LA CORBETA SISARGA
Aparece por primera vez
referencia al naufragio de esta embarcación en el libro COSTA DE LA MUERTE UN
PAIS DE SUEÑOS Y NAUFRAGIOS de José Baña Heim, con posterioridad aparece en las
publicaciones de Miguel San Claudio Santa Cruz TESOUROS ASOLAGADOS, Fernando
Patricio Cortizo NAUFRAGIOS Y CRONICA MARÍTIMA DE GALICIA HASTA 1899 y Rafael
Lema Mouzo CATALOGO DE NAUFRAGIOS COSTA DA MORTE.
En dichas publicaciones
solo se menciona su naufragio en la ría, siendo la referencia más clarificadora
la que aporta Fernando Patricio Cortizo, que lo sitúa en la punta de Quenxe de
Corcubión, haciendo además referencia a un expediente del Archivo de Marina
“Álvaro de Bazán”.
Tras realizar diversas
búsquedas con el fin de localizar más referencias sobre dicha embarcación
encontré la primera publicada en el periódico La Convivencia de Barcelona el 14
de octubre de 1871 “Corbeta Sisarga entró en la Coruña con averías en la obra
muerta y haciendo agua por los fondos debido a los embates del fuerte temporal”.
La siguiente referencia que encuentro es en la Gaceta de Madrid de 25 de septiembre de 1872 “Costa Noroeste de
España – Ría de Corcubión, según
comunicación del capitán de puerto de Corcubión, en la parte interior de aquel
fondeadero por 5 metros de agua a bajamar a 100 brazas de la punta del muelle y
al N 58º 30´E de la torre de la iglesia de Corcubión, se halla el casco
sumergido de la corbeta Sisarga que se cubre con las pleamares y forma por
consiguiente un escollo”.
Tomando como referencia
la publicación de Fernando Patricio Cortizo, realicé una consulta al Archivo de
Marina y finalmente pude localizar el expediente del naufragio, que aclara como
tuvo lugar.
El día 30 de enero de
1872 a las doce de la mañana del puerto de A Coruña, se hacía a la mar la
corbeta Sisarga con rumbo Sur, llevaba a bordo carga de fardería, lienzos y
otros géneros. Al mando de la misma se hallaba Hipólito de Urioste y Varela
vecino de A Pobra do Caramiñal que había accedido al cargo un par de meses
antes del viaje, como 2º Piloto Marcial Lores García vecino de A Coruña, 3
Piloto Pedro de Castro y Casal vecino de Cee, Contramaestre Antonio Bernardo Barcia y Martínez de A
Coruña, Marineros Pedro Esteyro y Vieytes,
Ramón Suárez Martínez, , Mariano
Francisco, Cayetano López Campos vecinos
de A Coruña, José María Sanjurjo, José Lourido y Díaz vecinos de Sada, José
Rodríguez Martín vecino de Malpica y Cocinero Bernardino Carballo Estrada
vecino de A Coruña.
A la salida del puerto el viento era flojo del suroeste y la mar viva del oeste, aumentando el día 31 el viento por lo que el capitán decidió reducir el velamen para evitar el cabeceo por la mar viva que tenía de proa, a la vez ordenó comprobar las bombas para ver si hacía agua, notando un aumento por lo que mandó se picasen éstas, consiguiendo disminuirlo en el tercio de popa, pero no en el de proa, el mar y el viento seguían aumentando por lo que ordeno reducir más el velamen, y a la vez se picasen de nuevo las bombas por notar un aumento de agua en el interior, sin embargo las bombas poco podían hacer, el día 1 las bombas estaban inutilizadas debido al mezclarse el agua que entraba con la arena del lastre por lo que el achique tuvo que realizarse por medio de aparejillos sujetos a los estay, en vista de que no se podía detener el aumento de agua se reunió con los oficiales para tomar una decisión ya que el mar era cada vez más imponente. El día 2 la proa se hundía de manera alarmante, encontrándose en 43º 2´ y longitud 3º 12´ avistaron un vapor Ingles, al cual pidieron auxilio izando la bandera amorronada, dirigiéndose éste a sus proximidades comunicándose con ellos por medio de banderas con las que le solicitaron remolque, siendo éste imposible de realizar por el imponente mar, pero se le ofrecieron bollones salvavidas por medio de cabos amarrados por si decidían abandonar la embarcación, pero los rechazaron y decidieron continuar la navegación e intentaron entrar en Camariñas, cosa que no fue posible realizar continuando en demanda de Finisterre, a donde llegaron alrededor de las 24:00 de la noche del día 2. Una vez rebasado el Cabo y fondeados al abrigo del mismo, por medio de disparos de fusil y con la luz de los faroles pidieron auxilio a tierra, y en vista de que no obtenían respuesta el capitán ordenó arriar un bote en el cual se embarcó junto a cuatro tripulantes, y se dirigió hacia Corcubión con el fin de recabar en su puerto ayuda de las autoridades. Sin embargo tras la partida del capitán, alrededor de las tres de la mañana del día 3 se acercó al barco una lancha de Finisterre con 15 hombres patroneada por Olegario Armesto Rivas para prestarles auxilio, embarcando varios marineros para ayudar en la maniobra de levar el ancla y guiarlos en su entrada a la ría para tratar de vararla en una playa resguardada, ya que cada vez se sumergía mas de proa.
Tras levantar fondeo
procedieron en demanda del interior de la ría, cuando se encontraban en las
proximidades de Punta Galera y debido a que el timón no respondía por hallarse
prácticamente fuera del agua, se vieron obligados a dar fondo de nuevo, al cabo
de dos horas el viento roló al sur, a la vez arribó a su costado una lancha de
Corcubión en la que venían el capitán y los cuatros marineros acompañados por
20 hombres más, bajo el mando del 3 Piloto D. Pedro Rey Lema, subiendo a bordo junto con el capitán, los cuatro marineros y
algún tripulante de su lancha con el fin de ayudar en la maniobra y efectuar el
practicaje de entrada. Tras conseguir levantar el fondeo reiniciaron la
navegación hacia el interior, llevando por su popa las dos lanchas de auxilio,
sin embargo, debido a lo aproada que se encontraba la embarcación el timón no
respondía a las órdenes y cuando se encontraban a la altura de la Punta de
Quenxe, se fue sobre sus rocas, donde quedó embarrancada. Debido al fuerte
viento y a la mar reinante el Capitán viendo el peligro que suponía para su
tripulación la permanencia a bordo, ordeno el abandono, no sin antes recoger
todos los documentos y libros del buque, dirigiéndose una vez en tierra a
comunicar el incidente al Ayudante de Marina. Sin embargo no acabaría aquí la
singladura de la Sisarga, ya que en la madrugada del 3 al 4, con la pleamar
volvió a flotar quedando al garete derivando hasta las proximidades del puerto,
donde al poco tiempo se fue a pique, quedando sujeta por una estacha y anclote
que había sido tendida tras ser abandonada con el objeto de sacarla a flote
cuando amainase la mar.
En días posteriores, bajo
la supervisión del Ayudante de Marina y con la presencia del Capitán fueron
recuperándose numerosos efectos que fueron depositados en unos almacenes del D.
Francisco del Río Osorio y D. Agustín Sagristá, haciéndose cargo posteriormente
de ellos el consignatario en el puerto D. Isaac Villanueva y Pou.
La carga estaba asegurada
por la Compañía Catalana de seguros, sin embargo el buque no.
Los armadores eran Juan
José Durán Fernández y Hermanos de A Coruña, desplazaba 750 toneladas, y su
casco había sido recorrido un mes y medio antes del viaje, suprimiéndole dos
filas de planchas de cobre, pudiendo ser ésta una de las causas del aumento de
agua a bordo.
Según reciente
conversación mantenida con el arqueólogo Miguel San Claudio Santa Cruz, y tras
contrastar los datos recabados se puede afirmar que los restos de esta corbeta aún permanecen en
el lugar en que finalmente se hundió, ya que en ese punto fueron localizados
por él y su equipo restos de una embarcación de la que se desconocía su
identidad mediante un sonar de barrido
lateral en el año 2008 en la Campaña Finisterre realizada con el apoyo de la
Xunta de Galicia, siendo realizada una primera inspección en el año 2010 dentro
del mismo proyecto .
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