EL NAUFRAGIO DEL “TURRET” EN LA PLAYA DE ARNELA

 


El 27 de enero de 1900 el Ayudante de Marina de Corcubión comunicaba por telegrama al Comandante de Marina de la Coruña que en la playa de Arnela (Fisterra) había aparecido medio sumergido un torpedero francés, desconociendo la suerte que había corrido su tripulación. Días después tendría que corregir su comunicación, tras comprobar insitu que el vapor que había naufragado no era un torpedero sino un barco que por sus formas se asemejaba a esa clase de buque y para más inri el nombre grabado en su proa,“Turret”, llevaba a identificarlo como francés.


El barco en cuestión era el vapor inglés “Turret”, un novedoso buque para la época por su innovador diseño, y que daría nombre a una numerosa clase. Su diseño fue obra de Arthur H. Haver ingeniero naval y proyectista jefe del astillero“Willian Doxford and Sons, Limited” de Sunderland. De este tipo de buques se llegaron a construir un total de ciento ochenta y tres unidades, la mayor parte, ciento setenta y seis fueron construidos en el astillero “Willian Doxford and Sons, Limited” de Sunderland, tres fueron construidos en C.S. Swan & Hunter Co. Ltd de Wallsend-Newcastle, uno en R&W Hatwtorn Leslie and Co. de Hebburn, dos en Vickers Sons and Maxim de Barrow in Furness y uno en la Compañía Euskalduna de Bilbao.


El cabeza de su clase, el “Turret”, del que vamos a hablar en este artículo fue botado en el citado astillero en el año 1892 para Steam Shipping Co. Ltd (Peterson Tate & Co) y el último en el año 1911. El más longevo de esta serie sería el construido como “Diciembre” para la Compañía Bilbaína de Navegación (luego “Begoña nº4” y “Nuestra Señora del Carmen”), perdido por naufragio el 28 de enero de 1963, en esa fecha tenía 63 años sobre sus cuadernas.


¿Qué le había sucedido al vapor en cuestión, y qué suerte había corrido su tripulación?


Tras haber salido del dique de Leslie & Co donde había entrado a finales de diciembre de 1899, el día 20 de enero de 1900, el “Turret” se encontraba atracado en los muelles del Tyne, donde había finalizado carga de 2.700 toneladas de carbón con destino al puerto italiano de Livorno. Tras realizar los trámites reglamentarios, emprendió la navegación a las tres y media de la madrugada.


Las primeras horas de navegación transcurrieron sin novedad hasta las diez de la mañana en que el jefe de máquinas descubrió que tenía fugas en varios tubos de las calderas, por lo que se decidió aminorar la marcha y parar una de ellas para repararla. Tras solventar la avería continuaron viaje, pero aproximadamente hora y media después se vieron envueltos en una densa niebla que le impedía ver nada a su alrededor. Por seguridad el capitán decidió parar la máquina y sondar para conocer el punto en el que se encontraba, dicha operación dio como resultado que había 13 brazas de profundidad con fondo de arena, concha y tierra y estaban a la altura de Outer Dowsing. Se reanudó la navegación hasta las once de la mañana del día 21 en que debido a la persistente niebla fondeó en North Foreland. El día 22 a las seis de la mañana reemprendieron la navegación que transcurrió sin novedad hasta las once de la noche del día 23, en que encontrándose a unas 80 millas al Suroeste de Ouessant descubrieron gran cantidad de agua en la máquina y bodega, mandando poner en marcha las bombas de achique y a la vez limpiar sentinas. Pese a estas operaciones el agua continuaba en aumento y sobre las cuatro de la tarde del 24 las bombas habían dejado de funcionar, posiblemente debido a la suciedad de las sentinas que las habían atascado, (estaban llenas de tierra, grasa y ceniza). Como consecuencia el agua continuaba en aumento por lo que el jefe tras revisar la bomba de sentina decidió desmontarla y limpiarla, tras esta operación no volvió a funcionar demasiado tiempo, por lo que para poder evacuar tal cantidad de agua que entraba se quitó una de las tapas del tanque de lastre hacía donde comenzó a correr ésta. Toda esta operación se realizó con la máquina parada y no volvería a ser puesta en funcionamiento hasta el mediodía del día 25. Visto el estado de las sentinas y para ayudar al personal de máquinas el capitán ordenó que los marineros auxiliasen en las tareas de limpieza, en las que permanecieron hasta el abandono del buque. El día 26 la navegación transcurría sin novedad con rumbo SW, el mar con mucha corriente iba en aumento, soplando un fuerte viento de NW, a primera hora de la mañana dejó de funcionar la válvula de circulación de vapor, que provocó una nueva parada, tras su reparación se reemprendió la marcha y sobre la medianoche una puerta del condensador se agrietó de arriba abajo, debiendo ser apuntalada, pero no sería el último sobresalto, a la una de la madrugada del día 27 un trozo de una puerta de otro condensador salió volando provocando al caer la rotura de la caja de la válvula de la sentina, para reparar esta avería el jefe de máquinas informo al capitán que serían necesarias 36 horas.

Se encontraban en ese momento a unas ocho millas del Faro Villano y veían a lo lejos la luz del Faro de Finisterre y a la vez se divisaban las luces de dos vapores, había en ese momento una brisa fresca del NW con fuerte oleaje.

El "Turret" con el cabo Touriñan a la vista

En vista de la complicada situación en la que se encontraban y la proximidad a tierra el capitán realizó señales de ayuda acudiendo en su auxilio el vapor belga “John Cokerill”, el cual envió un bote al costado para preguntar dónde querían ser remolcados, a lo que se le contesto que a Ferrol (lo más normal sería haberlo hecho al punto más cercano que era la ría de Camariñas). Tras dos horas de duro trabajo se pudo hacer firme entre las dos embarcaciones un cable de alambre de 5 pulgadas sin un fusible, esto provocó que al cabo de un tiempo muy corto y debido a las oscilaciones provocadas por el oleaje las bitas del “Turret” fueran arrancadas de la cubierta, quedando éste a la deriva. Se arrió el chinchorro en el que embarcaron el primer oficial y tres marineros, que pudieron alcanzar el vapor salvador donde se les recomendó el abandono de su buque ya que no veían otra opción y que permanecerían en sus inmediaciones hasta que finalizase el transbordo del personal. Regresaron de nuevo a bordo el primer oficial y un marinero, donde transmitieron a su capitán lo que le habían comunicado. En vista de ello decidió ordenar el abandono del buque, eran las ocho y media de la tarde, se encontraban entre Cabo Villano y Cabo Touriñan y cada vez se acercaban más a la costa, las rompientes se divisaban desde la cubierta. El transbordo del personal se efectuó por medio de un bote del “John Cokerill” y por el chinchorro, ya que no fue posible arriar ninguno de los dos botes salvavidas por estar agarrotados los engranajes de los pescantes. La tripulación perdió todos sus efectos personales ya que abandonaron el buque con lo puesto y tampoco se salvó ninguna documentación, el “John Cokerill” tras finalizar el salvamento continuó su viaje con rumbo sur y el día 30 de enero entró en Gibraltar donde desembarco a los náufragos. El “Turret” tras ser abandonado quedó a merced de la mar y el viento y fue derivando hacia la costa hasta varar en la playa de Arnela, no muy distante del Cabo Finisterre.

Playa de Arnela (Fotografía Fernando Carrillo)

Su recuperación no fue posible y el casco y su cargamento fueron subastados, siendo adquiridos por D. Plácido Castro Rivas (propietario de los depósitos flotantes de carbón de Corcubión), se supone que con el fin de recuperar el cargamento de carbón, ya que en el año 1902 lo subastó de nuevo. El precio de salida fue de 15.000 pesetas, los adjudicatarios de esta subasta puede que fuesen algunos de los principales empresarios dedicados al salvamento y desguace de buques en esa fecha, entre los que se encontraba D. José González Cereijo de Corcubión, con instalaciones en la playa de la Viña.


El “Turret” tenía un desplazamiento de 1.262,54 toneladas, eslora 85,42 metros, manga 11,58 metros y puntal 6,18, estaba equipado con motores de triple expansión y contaba con velas auxiliares. El valor del buque ascendía a la suma de 26.000 libras y estaba asegurado en 20.500 libras y la carga en 1.500 libras, lo que supone un valor total de 48.000 libras. La tripulación estaba compuesta por veintidós marinos bajo el mando del Capitán George Richardson Nesbitt , siendo el Jefe de Máquinas Antón Bjorkman.


Fuentes :

Informe del Juicio al que fueron sometidos el Capitan y el Jefe de Máquinas en Newcastle.

Archivo Histórico Universitario. Protocolos Notariales de Corcubión

Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Los buques Turret y otros Mercantes Españoles con casco singular. Manuel Rodríguez Aguilar.

Libros de entrada y salida de documentación antigua Ayudantía de Marina de Corcubión.





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