El Bergantín Goleta “San Manuel” y su accidentado viaje a Burdeos
El
bergantín goleta “San Manuel” fue en el año 1858 protagonista de unos hechos
que acabaron con su capitán en la cárcel y al abandono del buque por su armador.
A continuación paso a narrar su historia y los hechos que llevaron finalmente a
su subasta del mismo.
Construido
en el año 1836 como quechemarín por el carpintero de rivera de Cee José Pérez.
Fue un encargo del fomentador de pesca y vecino de Quenxe Quirico Xampén. Sus
dimensiones eran: eslora 60 pies, manga 18 pies, puntal 7 pies, desplazando 54
toneladas. Perteneció al mencionado Quirico hasta su muerte por desaparición
tras el naufragio en el año 1837, cuando en unión de dos empleados se dirigía en
una lancha de su propiedad a inspeccionar la fábrica de salazón que recientemente
había comprado en Quilmas. A partir de ese momento la propiedad de esta
embarcación pasó a su esposa Antonia Pou, con dos terceras partes, y la tercera
parte restante a sus hijos, representados por su abuelo, Francisco Pou, en
calidad de tutor testamentario.
Tras
el fallecimiento de Quirico, y a pesar de ser padre e hija, las relaciones
entre las dos partes no debieron ir del todo bien, ya que, tras entablar pleito
en la Comandancia de Marina de la Coruña, el “San Manuel” fue fondeado en el
puerto de Corcubión, quedando bajo la custodia de un vigilante nombrado por el
Ayudante de Marina de Corcubión y cuyo salario debían sufragar las dos partes
enfrentadas.
En
el mes de Junio del año 1844, viendo que el pleito no se había resuelto, y que no
tenía visos de que ocurriera a corto plazo, con el fin de evitar perjuicios
entre ambas partes y a su vez frenar el deterioro al que se estaba enfrentando
la embarcación debido a su inactividad, decidieron vender la mitad del buque a Carlos
de Haz, entonces vecino de Corcubión y con almacenes de Salazón en el Pindo y
Finisterre, (la parte de los hijos de Quirico y parte de la de Antonia Pou
representados en este acto por Francisco Pou y Hermogenes Villanueva, quien en
ese momento era el nuevo marido de Antonia Pou). Desde esa fecha quedaron como
propietarios Carlos de Haz y Antonia Pou, sin embargo no quedaría así la cosa y
un mes después, Antonia Pou vendió el resto que le quedaba al escribano de
Marina Francisco López Recamán, el cual en el mes de octubre se hizo con la
otra parte que estaba en posesión de Carlos de Haz.
Tras
hacerse con el control del “San Manuel”, su nuevo armador lo alistó y pertrechó
para volver de nuevo a la navegación, encomendando su mando a Domingo Antonio
Louro (tercer piloto particular de los mares de Europa), el cual en el mes de
noviembre de 1844, teniendo el buque preparado para retomar la navegación,
solicitó al Sr. Comandante de Marina de la Coruña la correspondiente contraseña
de vela latina, con el fin de poder salir con carga para las costas de
Cantabria.
El
mando de la embarcación siguió siendo desempeñado por el mismo capitán hasta el
año 1850 en que pasa a desempeñarlo Santiago Libarona que lo mantuvo hasta el
año 1852, en que volvió de nuevo a las manos de Domingo Antonio Louro, (en ese
año había cambiado su aparejo pasando a bergantín-goleta), manteniéndose en el
cargo hasta finales del año 1857.
La siguiente escala en Corcubión de la que tenemos constancia fue en el mes enero del año 1858, en que al mando de su nuevo capitán Manuel Agramunt arriba para reparar averías sufridas en la navegación. Realizaba viaje de Villaviciosa a Vilagarcía con cargamento de barriles de sidra.
El
18 de octubre del año 1858 lo tenemos nuevamente de arribada en Corcubión, y
por las mismas causas. En esta ocasión realizaba viaje de Sevilla a Burdeos con
cargamento de corcho. Según relataba su capitán, el tipo de carga hacía que el
barco flotase mucho, llevando la cubierta repleta de corcho lo que impedía a la
tripulación realizar las faenas marineras y a la vez no le permitía maniobrar
con seguridad. Esta escala se prolongaría por causas diversas hasta el 11 de
febrero de 1859, y finalizaría con la subasta del barco en el mes de marzo de
1860, y con su capitán Manuel Agramunt procesado y encarcelado. A continuación
paso a relatar cómo se llegó a esta situación.
Tras
su arribada a Corcubión el 18 de octubre procedente de Sevilla y tras haber presentado
la correspondiente protesta de mar ante el Escribano de Marina por averías
sufridas en la navegación, permaneció fondeado en la rada de Corcubión hasta
que su capitán creyó conveniente emprender la navegación.
Las
causas aducidas por el capitán en la protesta de mar eran que las condiciones de
la mar no se lo permitían, y no reanudó la navegación hasta el día 15 de
diciembre en que realizó un primer intento, no consiguiendo salir de la ría
debido a la mala mar y vientos contrarios, lo que ocurrió desde ese día daría
para realizar una película de suspense, los intentos de salida y regreso de
nuevo al punto de salida se sucedieron durante lo que restaba del mes de
diciembre, enero y parte del mes de febrero de 1859. Ya fuera por culpa de las
condiciones meteorológicas, o por no encontrarse el barco en condiciones
adecuadas para la navegación, durante ese período de tiempo no consiguió
rebasar el Cabo Finisterre y todos los intentos finalizaron regresando de nuevo
al punto de partida. Así se fueron sucediendo sus arribadas en la playa de
Quenxe, playa de Langosteira (en más de una ocasión), costa de Redonda y
finalmente en la ensenada de Sardiñeiro, en la cual se vio obligado a
refugiarse el día 9 de febrero debido al empeoramiento del tiempo, donde
fondearon a las cuatro y cinco de la tarde. Las condiciones de mar y viento
eran muy duras y temiendo por sus vidas, decidieron arriar la lancha de a bordo
para dirigirse a tierra, donde permanecieron de guardia esperando
acontecimientos. Al amanecer del día 10 intentaron embarcar en la lancha para
regresar a bordo, no siendo posible, unas horas más tarde apareció una lancha
tripulada por marineros de Fisterra que venía para prestarles auxilio. Tras
conseguir subirse a su lancha y embarcar de nuevo en el “San Manuel” con la
ayuda de parte de la tripulación de la embarcación de Fisterra, consiguieron
levar anclas, y poner rumbo a Corcubión,
donde llegaron a la una y cuarto del mismo día.
En
este tiempo el bergantín goleta había sufrido grandes averías en su casco y en
el velamen, por lo que para reemprender de nuevo la navegación era necesario
realizar importantes reparaciones. Por otra parte, sobre la nave pesaban dos préstamos,
o pólizas a la gruesa, una de ellas estaba fechada en Sevilla el 1 de octubre
de 1858 siendo el fiador Manuel Le Roy y cuyo vencimiento finalizaba 24 horas
después de su llegada a Burdeos, su importe era 11.000 reales de vellón mas el
10 % de interés, que totalizaban 12.870 reales de vellón, los cuales el fiador
tras conocer la situación del buque reclamó por medio de D. Felipe Rodríguez el
día 10 de febrero de 1859; el segundo estaba fechado en Corcubión el día 22de
noviembre de 1858 siendo el fiador la compañía Lloyd Catalán que estaba
representada por Vicente Pou, y su importe ascendía a la suma de 6.022 reales
de vellón. Había sido solicitado con el fin de realizar reparaciones en casco y
aparejo, suma que como en el caso anterior y ante la imposibilidad de continuar
con la navegación a destino, fue reclamada al capitán el día 10 de febrero.
(A.H.U.S Protocolos Notariales Corcubión Nicolás de Pazos)
Su
capitán Manuel Agramunt como consecuencia de todos los hechos acaecidos en su
fallida navegación, sobre todo tras lo ocurrido desde su arribada a Corcubión
en el viaje a Burdeos que ya no realizaría, fue denunciado por el armador
Francisco López Recamán, siendo arrestado y encarcelado en la prisión de
Corcubión el 23 de abril de 1860, en la cual aún se encontraba a finales de
octubre del mismo año esperando la resolución de la causa que contra él se
había iniciado. Debido a una enfermedad que venía padeciendo y que el
confinamiento no hacía sino que empeorar, solicitó su excarcelación (su economía
se había resentido notoriamente y para poder hacer frente a la fianza adujo condición
de notoriamente pobre, presentando como su fiador a Juan Rodríguez de San
Vicente de Vimianzo), la cual le fue concedida, y se autorizó su traslado a una
casa de la villa con la obligación de presentarse en la cárcel, Tribunal de
Marina o Ayudantía de Marina cuantas veces se le solicitase.
Tras
su vuelta a Corcubión el bergantín goleta permaneció en su fondeo y finalmente
fue abandonado por su armador, como consecuencia de las deudas contraídas y las
averías sufridas. La carga que transportaba, después de varias actuaciones
efectuadas por las autoridades fue trasladada a un almacén de tierra donde
quedo bajo custodia.
Junto
con el capitán Manuel Agramunt la tripulación del “San Manuel” la componían
Ignacio Cerdeiras, Francisco Maquieyra vecinos de Cee y Ramón Redonda y Manuel
Toba vecinos de Sardiñeiro, todos ellos con edades comprendidas entre los 18 y
40 años.
Para
hacer frente a las deudas acumuladas el “San Manuel”, fue puesto a subasta al
mejor postor, habiendo sido tasado en 18.290 reales de vellón, señalando como
fecha para efectuarla el 19 de marzo de 1859, en la cual fue adjudicado al
único postor Salvador Freire vecino de Corcubión el cual se hizo con su
propiedad tras ofrecer 8.124 reales de vellón.
El
cargamento aún permanecería una temporada almacenado y sería puesto en subasta
por el Juez de Primera Instancia el día 15 de diciembre de 1871, siendo fijada
esta para el día 30 de enero de 1872,
había sido tasado por los peritos en 4.502,50 pesetas, no pudiendo bajar
las pujas de las dos terceras partes de su valor.
Triste
historia la del bergantín goleta “San Manuel” alias “Moreno”
y del capitán Manuel Agramunt Figueroa, miembro de una saga de marinos con no
muy buena estrella, él fallecería en Liverpool en el año 1874 cuando se
encontraba al mando de otra embarcación, su hermano José fallecería en el año
1876 tras habérsele amotinado la tripulación del bergantín “Liberto” y su sobrino
Marcelino Fernández Agramunt perecería en el año 1882 en el naufragio del
bergantín “Tomasita” en las costa de Burdeos.
En
Corcubión a 5 de julio de 2022
Aquiles Garea Moledo
Fuentes: Archivo Histórico Universitario Santiago de Compostela. Protocolos Notariales Corcubión. Notario Nicolás de Pazos.
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