UN FARO, UN PERIODISTA INGLÉS Y EL VAPOR NORUEGO SALERNO. 22 DE FEBRERO DE 1912.
En
el mes de febrero de 1912 los periódicos de la época publicaban en sus páginas una noticia que
ponía de manifiesto las duras condiciones que tenían soportar los técnicos encargados
de los faros situados a lo largo de las costas españolas.
La
noticia a la que hacían referencia estaba relacionada con la ría de Corcubión y
los fareros que se encargaban del faro situado en la Isla Lobeira, en el cual
prestaban sus servicios en unas durísimas condiciones, sobre todo en los meses
de invierno.
El
11 de febrero el periódico LA EPOCA informaba que los fareros de dicha isla entre
los que se encontraba el corcubionés Constante Lamas Trillo llevaban aislados
en sus instalaciones 22 días y las provisiones que habían llevado estaban ya
prácticamente agotadas (estas solían consistir en 50 libras de galleta, 30
gallinas, arroz, vino, agua y otras viandas, además de lo que cada uno llevaba
de manera personal). De la reposición de víveres se encargaba un botero que
debido a los temporales no había podido prestar su servicio.
Tal era ya la desesperación de los habitantes de la isla que para dar cuenta de su situación decidieron izar en lo alto del faro una sabana para captar la atención de la gente en tierra y a la vez lanzaron al mar una botella con un mensaje de auxilio que fue recogido en una playa de Corcubión. Desde el faro de Cabo Cee sus compañeros veían ondear la señal, pero nada se podía hacer desde tierra mientras no mejorasen las condiciones meteorológicas.
Por
esas fechas se encontraba en Galicia el corresponsal del periódico inglés Daily
Mirror, Mr. Muirhead, el cual tras tener conocimiento del hecho, se dirigió
hacia Corcubión haciéndose en el puerto
con los servicios del vapor pesquero FELISA de la matrícula de Vigo, para que cuando mejorasen las condiciones
meteorológicas acudir en su rescate y a la vez realizar un reportaje para su
periódico.
El
día 22 de febrero a primera hora de la mañana el FELISA con Mr. Muirhead al
frente abandonaba el muelle para dirigirse hacia la Isla Lobeira. La
visibilidad era mala, la ría estaba cerrada de niebla y navegaban con máxima
precaución. En las inmediaciones del destino comenzaron a encontrar maderos y
cajas conteniendo fruta, esto les hizo suponer que alguna desgracia había
sucedido y decidieron inspeccionar la zona, no obteniendo resultado alguno. Finalmente
se abrió un claro en la niebla y divisaron en la lejanía la silueta de un vapor
incrustado en las rompientes de la isla Lobeira Chica, era éste el SALERNO de bandera noruega, en el cual sus tripulantes por medio de banderas
de señales en los palos pedían socorro, inmediatamente pusieron rumbo hacia
ella con el fin de socorrerlos, las condiciones del mar no eran las adecuadas para
su aproximación ya que rompía con fuerza, por lo que decidieron dirigirse de
nuevo a Corcubión para dar parte a las autoridades de Marina y a la vez
solicitar el embarque del material de la delegación de la Sociedad Española de
Salvamento de Náufragos y a sus responsables.
Se
trasladó a bordo el material necesario, embarcando también el Cabo de Mar D.
Sebastián Rodríguez Bengoa, el administrador de la aduana Sr. Cabrinety y
varios marinos de la localidad. A la vez D. Plácido Castro Vicecónsul de
Noruega en Corcubión y propietario de los depósitos flotantes de carbón
movilizó el remolcador CABO FINISTERRE y dio las oportunas órdenes para que en
caso de ser necesario se hiciese salir a la mar al vapor AXPE que se encontraba
rellenando carbón en uno de sus pontones.
Llegaron
de nuevo a la zona alrededor de las dos de la tarde y en sus inmediaciones se encontraban varias lanchas del Pindo y
Quilmas que al ver las señales de socorro habían acudido sin dudarlo, eran
estas las MARIA, CARMEN, DOLORES y MARIA DOLORES bravamente patroneadas por D.
José Piñeiro, D. Ricardo Costa, D. Alberto Costa y D. Jacobo Pais. Estos habían
realizado varios intentos infructuosos por medio de cabos a los que amarraban
barriles y remos con el fin de que alcanzasen el vapor y pudiesen ser recogidos
por la tripulación para tender una línea de vida con la que poder rescatarlos.
Sobre
el puente del SALERNO se encontraba la tripulación equipada con sus respectivos
chalecos a las órdenes de su capitán Mr.
Simpson, tras cada intento fallido las esperanzas de salvación se iban
perdiendo.
Tras
el regreso del FELISA las lanchas se dirigieron a él para que les pasase los
cables que llevaban de la estación de salvamento y así de esta manera poder
tender una línea entre ellas y el vapor, tras realizar el trasvase del
material, estas procedieron a situarse lo más cerca posible del SALERNO,
maniobrando casi encima de la rompiente, la lancha MARIA DOLORES se situó
aguantando con la fuerza de su tripulación a las otras embarcaciones desde las
cuales finalmente y tras mucho esfuerzo se logro lanzar una guía que fue cogida
a bordo del SALERNO siendo enviado a continuación un cable que se hizo firme a bordo y por el que comenzaron a ser
recogidos uno a uno los tripulantes, al finalizar el rescate de la totalidad de
la tripulación, fueron trasvasados al FELISA, donde se les proporcionaron
mantas y bebidas calientes poniendo rumbo a Corcubión, donde fueron auxiliados
por las autoridades locales hasta su regreso a Noruega.
El
día 25 las diez de la mañana Mr. Simpson y el primer oficial embarcaron en el vapor CABO VILLANO de la Sociedad de
Salvamentos Marítimos Barbeito y Cía. de
La Coruña, junto al inspector de la
misma D. Luis Rey, el administrador de la aduana el Sr Cabrinety y otras personas más, con el objeto de dirigirse
al lugar donde se encontraba varado el SALERNO, para efectuar un primer
reconocimiento y ver si era posible su salvamento. Al llegar a las
inmediaciones se lo encontraron en la misma posición en que había quedado tras su abandono, montado
sobre las rocas, sin faltar nada de su arboladura ni de su obra muerta, el
castillo de proa y el puente se encontraban todavía intactos, sólo faltaban los
botes salvavidas que habían sido arrancados por la fuerza del mar de sus
estibas yendo a estrellarse en las rocas cercanas. Se acercaron a su costado y
accedieron a su cubierta sin problemas, dirigiéndose a continuación hacia la
habilitación, entrando en la cámara, donde se encontraron que habían entrado a
bordo los amantes de lo ajeno y habían descerrajado los cajones de todos los
muebles, faltando las ropas y efectos que en ellos se guardaban, de los gemelos
solo aparecieron sus estuches vacios, sustrajeron los baúles de equipaje de Mr.
Simpson y sus oficiales, se llevaron los petates con las ropas y utensilios de
los marineros. Pensando en una nueva visita dejaron el cronómetro en su caja,
los sextantes y varias cosas más, llevándose sin embargo las brújulas.
Tras
tomar nota de lo sustraído y tras haber dejado en las inmediaciones del vapor
una embarcación con vigilantes, embarcaron de nuevo en el Cabo Villano
dirigiéndose a Corcubión a donde llegaron a las nueve de la noche. Al poner pie
a tierra Mr. Simpson efectuó ante las autoridades de Marina la correspondiente
denuncia. Tras diversas averiguaciones en días posteriores se logró detener a
varios individuos relacionados con el asalto al vapor que pasaron a disposición
judicial. Los embates del mar poco a poco fueron haciendo mella en el caso y la
carga empezó a salir de sus bodegas, llegando a las costas cercanas grandes
cantidades de plátanos y tomates. El vapor finalmente fue dado por perdido y vendido para su desguace a la
Compañía de Salvamentos Barbeito y Cía.
En
el momento del accidente realizaba viaje de Santa Cruz de Tenerife a Londres, desplazaba
1552 toneladas de registro bruto, eslora de 74,4 metros, manga 11 metros y
puntal 6,6 metros, su armador era Otto Thoresen de Oslo y estaba matriculado en
Christiania.
La
Junta Central de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos tras recibir
el informe realizado por el Ayudante de Marina acordó la concesión de los
siguientes premios a los participantes.
Medalla
de plata y 25 pesetas a cada uno a D.
José Piñeiro, D. Ricardo Costa, D. Alberto Costa y D. Jacobo Pais, patrones de
las lanchas María, Carmen, Dolores y María Dolores.
Medalla
de plata D. Agustín Oya y a Míster A. M. Muirhead
que desistiendo de su rumbo acudieron en auxilio de los náufragos a bordo del
vapor FELISA.
Medalla
de bronce y 15 pesetas a cada uno a D. Ramón Ribeiro, D. José Ribeiro, D. Ramón
Casais, D. Jesús Trillo, D. Manuel Ribeiro, D. Antonio Vázquez, D. Antonio Casais,
D. Justo Vázquez, D. Juan Ramón Vázquez, D. Domingo Ribeiro, D. Manuel Costa,
D. José Caamaño, D. Lisardo Caamaño, D. Francisco Lago, D. Perfecto Casáis, D.
Marcial Louro, D. Manuel González, D. Antonio Costa marineros de las lanchas.
Medalla
de bronce a D. Sebastián Rodríguez Bengoa Cabo de Mar de Corcubión, D. Daniel
Rodríguez Lence, D. José Cabrinety, D. Fermín Barcala, D. Ramón Pereiro, D.
Francisco Suárez, D. Juan García y D. José Álvarez Goyanes, que participaron en
las tareas de rescate a bordo del vapor FELISA.
Se
recompensó igualmente con 15 pesetas al maquinista del mencionado vapor D. Marcelino
Cons y 10 pesetas de recompensa al fogonero D. José Sampedro y al marinero D.
José Guimerans, y otras tantas a D. José
Rial que ejercía de intérprete de Mr. Muirhead. La entrega de dichos premios se
efectuó coincidiendo con la celebración de las Fiestas de las Mercedes en
Corcubión el día 24 de septiembre.
En
agosto de 1912 al periodista inglés Mr. Muirhead, le fue concedida por el rey
de Noruega la insignia de Caballero de Segunda Clase de la Orden de St. Olaf,
por los servicios prestados en el salvamento de la tripulación del SALERNO. Un
año después y en vista de los servicios prestados por D. Plácido Castro Rivas
en el auxilio a la tripulación le fue concedida por el rey de Noruega la misma
recompensa que al periodista inglés.
Sin
olvidarnos de los fareros, éstos finalmente al mejorar las condiciones pudieron
ser socorridos, relevados y entrevistados por el periodista inglés. El faro
permanecería atendido por dos torreros hasta el año 1924 en que fue
automatizado
Fuentes
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, La Voz de Galicia, Boletín de la
Sociedad Española de Salvamento de Náufragos.
Corcubión marzo de 2021, Aquiles Francisco Garea Moledo
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