EL RESCATE DE LA TRIPULACIÓN DEL “DIEGUITO”

 

El día 30 de octubre de 1911, hacía su entrada en la ría de Corcubión un vapor de bandera rusa de nombre “Australia” y perteneciente a la matrícula de Kerch, al mando del cual se encontraba el capitán Antonio Riocino, (su armador era Panaguis I. Couropous, el cual había naufragado en el Carromeiro Chico en el mes de enero del año anterior cuando realizaba viaje en  el vapor “María” de su propiedad).

Esta escala no estaba prevista en su plan de viaje, y el motivo de la misma era para desembarcar a la tripulación de la Polacra Goleta “Dieguito”, a la que había rescatado en medio de un fuerte temporal cuando se encontraba en la proximidades de Aveiro (Portugal).

Sus armadores eran la Sociedad Viuda de Piñeiro e Hijos de Corme.

La tripulación del “Dieguito” estaba compuesta por su capitán Daniel Rosende, contramaestre José Ramón Domínguez, marineros Antonio Pérez, Manuel Albite, Manuel Martínez, Rogelio Sampedro, Marcelino Mariño y Antonio Sieiro, todos ellos vecinos de A Pobra do Caramiñal y Riveira.

Una vez en el interior de la ría el “Australia” fondeó en las inmediaciones de la playa de Quenxe para desembarcar a los náufragos.

Los tripulantes del “Dieguito”, una vez puesto el pie sobre el muelle se dirigieron hacia la Ayudantía de Marina para dar parte de lo ocurrido a las autoridades y a su vez se comunicara tanto a sus familias como al armador de la embarcación su estado.



Vista antiguo muelle de Corcubión

Según quedó reflejado en el expediente que se encuentra depositado en el Archivo Naval de Ferrol y lo contado por el capitán a diversos medios de la época, habían salido de Cádiz el día veintiuno de octubre llevando a bordo un cargamento de doscientas ochenta y cinco toneladas de sal, para Coruña y escalas, siendo buenas las condiciones meteorológicas que continuaron hasta el día veintiséis en que desde el amanecer y navegando en la costa de Portugal, empezaron a notar mal tiempo con viento del Noroeste, y mar gruesa de la misma dirección, por lo que decidieron recoger velamen y prepararse para  mantenerse a la capa, permaneciendo en dicha situación hasta el amanecer del 27, en que el barco empezó a hacer agua por efecto de los fuertes bandazos, teniendo que  picar las bombas con frecuencia. A lo largo de dicho día  el temporal adquirió mayor fuerza empezando  a faltarle velas que fueron reemplazas por las de respeto, quedando finalmente solo con las mayores, el viento era cada vez mayor y los balances iban en aumento. El barco continuaba capeando de amura próxima al Norte y siendo el viento Noroeste cogía la mar más de proa, haciendo que el barco no sufriera tanto pues en caso contrario hubiera llevado la mar más atravesada haciéndolo sufrir mucho más, aparte que con el abatimiento, con mal gobierno ya y sin velas a popa lo hubiera llevado sobre la costa, puesto que tenía el seno de Aveiro por la aleta de estribor. Se reforzaron también las vergas y los palos lo más que se pudo con los medios que se disponía a bordo, aguantando el  duro temporal. Al mediodía del 28  roló el viento más al Norte  por lo que decidió cambiar de la otra vuelta, pues en caso contrario acabarían yéndose sobre la costa. A las dos de la tarde próximamente empezaron a faltar las sujeciones de los palos, quedando prácticamente sin sujeción, siendo reforzados con galgas y con quinales (cabo grueso que cuando hace mal tiempo, se encapilla en la cabeza de los palos para ayudar a los obenques) y en vista de que estos no  era suficientes y que iban a faltar, a las seis de la tarde próximamente de aquel día gobernaron al Sur Sudoeste con el objeto también de buscar la línea de los vapores, con el objeto de solicitar auxilio, puesto que el cariz por el oeste era imponente y las condiciones de tiempo y mar muy malas y muy duras.

Al principio del día veintinueve, cayó el palo trinquete sobre babor, quedando  completamente desmantelado, sin bauprés y el mayor sin vela y sin jarcia alguna, entrando cada vez más agua a bordo, los golpes de mar rompían sobre el costado y se llevaban todo  lo que se encontraban al paso, haciendo imposible el sostenerse por más tiempo, viéndose en la necesidad de picar todo el resto de maniobra para librarse del palo que había quedado debajo del buque y que estaba destrozando el costado, lo cual se consiguió aproximadamente a las tres de la madrugada, desde las ocho de la noche habían empezado a hacer señales con lámparas de petróleo para llamar la atención de algunos vapores que pasaban cerca sin que ninguno se percatase  de su situación.

A las ocho de la mañana y después de tener izadas desde mucho antes las banderas internacionales de auxilio, visto ya que nadie lo prestaba realizaron el último intento que se les ocurrió, que fue sacar una vela de juanete vieja y un petifoque que izaron como pudieron, la primera a popa y la segunda  a proa del palo mayor, único que quedaba en pie logrando caer un poco al Sudoeste para encontrar otra vez la línea de vapores que habían perdido, pues la mar los había acercado más a tierra, el viento había perdido intensidad pero la mar continuaba gruesa.

El estado de abatimiento físico y moral de la gente era muy grande, llevaban cuatro días trabajando sin cesar, sin comer, sin descansar viendo que el agua iba en aumento y por lo tanto creían que no cabía más que irse ya decididamente a la costa y allí perecer, o que les prestasen auxilio. Sobre las diez de la mañana del día 29 pasó con rumbo al Norte, el vapor ruso “Australia” quien se acercó lo suficiente para ponerse al habla, manifestando su capitán que los recogería, pero que el remolque era imposible, y en vista que lo principal era salvar la vidas de su tripulación ya que a bordo era imposible mantenerse, comenzó su salvamento el cual se realizó con gran peligro y con muchas dificultades consiguieron embarcar en el vapor ruso, sin haber podido poder salvar nada del buque pues el tiempo apremiaba y tampoco era posible ya que eran arrollados por la mar.

La carga y el buque no estaban asegurados, este último pese a tener ya una edad estaba en buen estado.

Después de encontrarla abandonada por el vapor alemán “Kronprinz”, fue remolcada al puerto de Lisboa. Según oficio del señor Cónsul General de España en Portugal de fecha 29 de diciembre de 1911, el 27 del mismo mes se otorgó en aquel Consulado escritura de venta del mismo, pasando a poder de la razón social Vieitas, Costa y Ventura, súbditos portugueses residentes en Lisboa. Fue dado de baja en el registro de la Comandancia de la Coruña el 8 de enero de 1912.  

Vista del Dieguito

Había sido  construido por el maestro carpintero José Vieta y Paret en Blanes (Gerona) en el año 1865 y  matriculado en Barcelona el 17 de junio de 1865 con el folio 232 de la 1ª lista, salió con el nombre de “SOLEDAD”, propiedad de Isidro Fábregas vecino de Barcelona. Después de pasar por varios propietarios en 1896 es adquirida por la Sociedad Mercantil Viuda de Piñeiro e Hijos domiciliada en Corme, cambia de nombre, el 15 de febrero de 1897 pasando al registro de la Coruña con el folio 92 de la 1ª lista. El 29 de septiembre de 1900 pasa a la propiedad de Aurelio y Jesús Piñeiro Costa vecinos de Corme, por herencia de sus padres Francisco Antonio Piñeiro Varela y Juana Costa Cruz.

Tenía un arqueo bruto de 209,76 tons., carga máxima 300 tons., eslora 29,85 metros, manga 8,20 tons. y puntal 3,96.

Ramón García Filgueira y Aquiles Garea Moledo

En Corme y Corcubión a 21 de mayo de 2022.

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